La escuela del confinamiento

Mis sábados por la mañana siempre han sido de un rato largo, tomándome uno, dos o hasta tres cafés, mientras leo las ediciones digitales de los periódicos, tranquilamente. Hoy, leyendo este artículo de El País: Coronavirus “El confinamiento nos hace conscientes de la necesidad del contacto físico” , escrito por Jordi Pueyo Busquets, me surge este post.

El artículo me parece de lo más acertado, una reflexión fácil de compartir, pero que a mi me inspira otra:

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UNA REFLEXIÓN CON MUCHO TEXTO

“Tanto que habíamos hablado de la enseñanza online y estamos ya de bruces”... Pues si. Esta crisis ha hecho que muchos docentes y alumnos recurran a la enseñanza online. El problema es que, como siempre, falta la base. Los esfuerzos que hacemos los que trabajamos en formación online desde hace años van ahora a un colectivo sin experiencia, que se aprenderá muy pronto cómo funciona una plataforma online, pero que no aprenderá tan pronto elementos básicos de seguridad, de curación de contenidos, de huellas digitales, de alfabetización mediática, en definitiva. Muchos piensan que de esta crisis sacaremos una escuela tecnológicamente más actualizada, que permita una mayor individualización del aprendizaje, una mayor conciliación laboral. Seguramente es verdad, Pero cuidado, porque esta nueva orientación corre el riesgo de nacer con los pies de barro. Elevar la competencia digital de los docentes ha sido siempre una asignatura pendiente en nuestro sistema educativo. Pero elevar la alfabetización mediática lo va a ser aún más, si queremos que nuestros alumnos sean digital y mediáticamente autónomos, adultos competentes y preparados para el futuro, que, con esta crisis, nos ha enseñado que puede ser tan caprichoso como un niño. Los docentes debemos ponernos las pilas (es nuestro trabajo), y conseguir que ese cambio hacia lo digital sea auténtico, desde la base, inspirado en el pensamiento crítico, hoy más necesario que nunca, por la ingente cantidad de información que tanto profesores como alumnos vamos a tener que manejar.