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Las cuestiones previas

Recién me estreno en este nuevo proyecto de formación sobre espacios educativos, y ya me tocan la fibra, proponiéndome una actividad de análisis. Y yo, que soy “escribana” de pluma fácil, como ya puede verse en este blog, me dispongo encantada, a dar mi parecer respecto a las cuestiones planteadas. Ojo, que a mi lo que me gusta es entrar al trapo, y enrollarme. Y lo más probable es que acabe aburriendo a más de uno. Mil perdones si es el caso.

Vamos pues, a ello. La primera cuestión ¿Crees que los sistemas educativos vigentes se ajustan a la realidad de la sociedad en la que vivimos?... Es retórica. La respuesta ya viene implícita en la pregunta. Planteadas estas cuestiones a mi equipo de trabajo (somos 10), la respuesta fue un unánime y sonoro NO. Ahora bien, no hubo muchas razones para argumentar tan clara negativa. Sólo mi compañera de inglés argumentó que la sociedad avanza más rápido que la educación, y que eso provoca un desfase. Desde luego, no le falta razón. Pero claro. Eso no es algo nuevo. La sociedad es la que es, y se define como “ente” cambiante por excelencia. Incluso en los regímenes políticos más autoritarios, que requieren una parálisis social para perpetuarse, incluso, ya digo, la sociedad evoluciona y cambia (otra cosa es que sea capaz de hacerlo sin que se note.. hasta que ya no es posible, claro)... Pero los gobiernos, los auténticos artífices de los sistemas educativos (oficiales claro) necesitan tiempo, burocracia, desarrollo normativo lento, consenso, mayorías parlamentarias.... para crear un sistema educativo. Ni mucho menos modificarlo en condiciones, quiero decir; porque leyes que modifican nuestra educación, no se si por pura envidia política entre partidos, tenemos todo un muestrario, y las que nos quedan. Y aunque la política es un tema en el que no quiero ahondar, me temo que, como docente española que soy, no puedo evitar recurrir al argumento de que nuestro sistema educativo no solo no se adapta a la sociedad en la que vivimos, sino que, además, no parece que vaya a hacerlo a medio/largo plazo. Dicho queda.

Respecto a la segunda cuestión ¿Aprendemos igual o no?. Veamos. A nivel fisiológico, nuestros mecanismos de aprendizaje siguen siendo los mismos, no nos ha dado tiempo a evolucionar en unas décadas. Seguimos teniendo receptores sensoriales que captan información, un sistema nervioso que la transmite, y un cerebro que la procesa. Por ese lado, aprendemos igual.

Pero si existen modificaciones en el ambiente. Y son cruciales. Piaget nos decía que aprendemos por la interacción con el entorno mediante los mecanismos de acomodación y asimilación. Y los neuro... (científicos, pedagogos, maestros) lo corroboran, con pruebas científicas visibles y cuantificables. Así que, por un lado, tenemos nuestra base fisiológica de aprendizaje. Y por otro, el proceso de relación con el ambiente. Y ahí es donde las cosas no son iguales en absoluto.

Y si, estos cambios están relacionadas con la tecnología (qué no lo está, en este siglo), pero también con aspectos conceptuales importantes que se están haciendo eco a nivel social. La educación no solo tiene lugar en las aulas. Eso antes también ocurría. Pero ahora... Ahora es a gran escala. ¿Y por qué? Gran parte de la educación, casi toda ella, sigue en manos de la tribu, (la del proverbio africano). Y nuestra actual tribu no solo la componen las personas del entorno próximo al sujeto objeto de educación. La tribu se ha hecho global. Y se ha hecho inmediata, y su influencia está al alcance de todos en cualquier momento del día, y también de la noche. Y además hay elementos de esa tribu que buscan claramente el aleccionamiento, la fidelización... y a cambio, ofrecen el bienestar inmediato, la dopamina que emerge de la sensación placentera que aporta la felicitación gratuita y acumulable (cuántos más “me gusta” ,más “like” , pues más felicidad… ) Y eso gusta, y gusta mucho.

Y este planteamiento responde directamente a la siguiente cuestión: ¿Qué es un espacio educativo?Pues, desde mi punto de vista, todo lo que nos rodea, lo que rodea a nuestros niños y adolescente, es espacio educativo. Para bien y para mal. El aula, el patio, el autobús, el coche de papá que nos lleva a casa, el parque, el salón, el comedor del colegio...Y cuando hay conectividad de por medio... pues educativo y global al mismo tiempo. Para bien, o para mal.

Fuente: Pixabay

Pero centrémonos en el tema del MOOC. Soy consciente de que la idea de estas cuestiones no es hacer un análisis de la deriva de nuestra sociedad. Pero ya lo advertí. Yo soy de pluma fácil, y entro al trapo en seguida. La próxima cuestión, sin embargo, nos acerca un poco más al aula: ¿Por qué la transformación de un espacio educativo podría contribuir a mejorar la calidad de la educación? Vuelvo con Piaget y con la neurociencia: porque el entorno va a determinar cómo se conectan mis conocimientos nuevos con los anteriores, y en consecuencia, cómo se reestructurarán mis esquemas neuronales para interpretar y procesar la información posterior. Por tanto, la conclusión es clara: el espacio educa; forma parte de la información que procesa nuestro cerebro, y además determina la forma en que dicha información es percibida por nuestros sentidos. El espacio es, por tanto, un elemento determinante en el proceso de aprendizaje. Y no solo el espacio físico. También el espacio virtual.

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