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Reflexiones de una aprendiza de vocación


Como docentes nos corresponde estar al tanto de lo que ocurre en nuestro entorno, de los cambios sociales, culturales, políticos, tecnológicos.... A veces el pensamiento evoluciona y surgen nuevas corrientes o tendencias que tienen impacto en la educación social. A veces, simplemente, se retoman filosofías antiguas, se reconceptualizan y se modernizan. En todo caso, ahí estamos nosotros, los docentes, con una clara necesidad de conocer el mundo en el que vivimos, y en el que viven nuestros alumnos. ¿Cómo si no, podríamos responder a su necesidad de desarrollo y construcción personal?

Nuestra administración siempre ha favorecido la formación y actualización, y también algunas organizaciones sindicales educativas (ojo, no quiero entrar en consideraciones políticas que no vienen al caso). Bien sea mediante ofertas de formación presencial en los centros de profesores, o bien mediante el formato de seminarios, grupos de trabajo o proyectos de formación (que tienen además la ventaja de realizarse en los centros educativos). Hasta hace poco, la presencial era la opción más utilizada en formación.

Fuente: @garbinelarralde BY-NC-SA

Afortunadamente, hace ya mucho tiempo que tenemos la posibilidad de hacer formación a distancia Mi primer curso de formación a distancia lo hice con Radio ECCA, en Canarias. A las 20:00, todas las tardes, media hora de clase por radio :-) . Y luego todo fue más fácil con la aparición de las aulas Moodle. Pero, aquí vino un problema añadido: se necesitaba cierta competencia digital, y eso, de primeras, hacía que mucha gente lo descartara como opción formativa.

Y por mi experiencia actual, creo que ese miedo sigue estando presente en mis compañeros, sobre todo a partir de cierta edad. Creo que la opción presencial, con todas sus ventajas y sus inconvenientes, sigue siendo la favorita de muchísimos docentes.

Yo me formo de muchas maneras. Según mis intereses y mis circunstancias. Presenciales, online, semipresenciales... Depende, ya digo.

Mi opción favorita es la formación en mi propio centro: seminarios, PFC o grupos de trabajo. Son presenciales, pero fáciles de organizar, y sobre todo, colaboramos entre compañeros. Y son, creo yo, el motor de la innovación en el centro. Imprescindibles si se quiere implantar una nueva metodología, o una línea innovadora con nuevos entornos tecnológicos. Normalmente, he organizado seminarios casi desde mi año de funcionaria en prácticas (hace la torta ya, jejej). Y se aprende, en primer lugar, sobre la disciplina del seminario; pero además, entramos en contacto unos compañeros con otros, con el asesor que nos coordina, con los ponentes que nos instruyen... Es, sin duda, uno de mis formatos presenciales favoritos.

Podríamos englobar este aprendizaje que acabo de describir, dentro del concepto no formal. Siguiendo en esta línea, también aprendo cuando asisto a jornadas de intercambio de experiencias, o a eventos educativos, o a ponencias, … o cuando soy yo la que hace la ponencia o la que imparte el curso. Ya se sabe que, aquello que se enseña, se aprende dos veces.

Y por supuesto, la lectura. Gracias a las tablets, tenemos acceso a muchos títulos (muchos de ellos gratuitos), o pdf que podemos descargar y leer en cualquier momento.

Respecto a mi aprendizaje informal, me considero una gran observadora de todo lo que me rodea. Mi primera fuente de aprendizaje informal es mi centro, y mi relación con mis compañeros, alumnos y sus familias. De ellos aprendo mucho. Más de lo que parece. Quizá no tanto de innovación y actualización educativa, pero si de relaciones sociales y de práctica docente. Ya lo creo.

Mi segunda fuente de aprendizaje informal es Twitter. Es mi red social favorita. Descubro a gente, sitios, organismos, noticias... Y clasifico las que me interesan. Y profundizo y me documento si así lo deseo, navegando por la web, curando y filtrando, que no es poco. Y aquí me pueden dar las uvas. Fuente: Pixabai CC

¿Cómo y dónde aprendo más? Pues cuando tengo que resolver un problema. Cuando entro en conflicto cognitivo. Cuando tengo una necesidad. Entonces es el momento de definir a qué solución quiero llegar, de estudiar y documentarme, bien sea en la web, o a través de mi comunidad educativa. Y luego viene la puesta en marcha de la solución. Que puede o no ser lo que yo esperaba. Y si no lo es, pues también es aprendizaje la rectificación y la búsqueda de otro camino. En fin, creo que no os estoy contando nada nuevo. Vemos este proceso en nuestros alumnos o les ayudamos a que lo experimenten.

Os pongo un ejemplo muy básico. Soy especialista en Infantil y los cuentos son fundamentales en mis clases. Hace 22 años descubrí PowerPoint y enseguida vi posibilidades para contar cuentos con esta herramienta. Mis primeros pasos fueron muy toscos: escaneando imágenes de cuentos originales, llenos de fallos de contraste, imperfecciones... Grabando mi voz a palo seco mientras hacía clic para pasar la diapositiva, con audios llenos de ruidos y definición penosa. Algunos cuentos pesaban tanto que ni siquiera podían funcionar bien.

Y resultó que a mis alumnos, realmente les gustaba más que yo se los contara directamente, en lugar de verlos en la pizarra proyectados. Pero, os aseguro, que aprendí la torta de PowerPoint, y mi competencia digital se desarrolló, porque tuve un montón de problemas técnicos, que resolví mediante foros, webs, correos a otros compañeros... Después vino Flash, y Gimp, y Audacity, y iMovie, luego vinieron las apps…. A mis alumnos mis producciones no les gustaron. Pero a mi me enseñaron mucho.

Mis recomendaciones a docentes que quieran formarse es justo eso: que quieran. Contamos con tantos elementos formativos que es muy fácil que encuentren su modelo, el que se ajusta a sus necesidades, con el que se sienten a gusto. Creo que usar redes como Twitter es una gran puerta de entrada al mundo de la formación. Es cierto que con las redes hay demasiados prejuicios, pero somos adultos, y hay muchos sitios en los que nos enseñan cómo usar las redes sociales de forma adecuada.

Fuente: Pixabay CC

Finalmente, y aunque parezca un poco pretencioso, no se trata solo de que como docentes queramos formarnos. Es que es nuestra obligación.

Referencias:

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