No todo lo que se lee/ve en Internet es cierto
VEO....
Que nuestra primera opción cuando queremos documentarnos, ya no es la biblioteca, o la hemeroteca.
Que las enciclopedias escolares que tuvimos de niños en casa, no solo son una reliquia, sino que algunos alumnos ni siquiera saben.
Que la Wikipedia es la fuente a la que recurren, en primer lugar, mis alumnos y también mis hijos, y ni siquiera se les pasa por la cabeza que pueda estar equivocada.
Que en entornos aparentemente formales y organizados, integrados por personas de formación media-alta, también es Internet el principal recurso para obtener información, ya sea de tipo laboral, social o familiar.
Que a veces, comentando con mis compañeras sobre las enfermedades de nuestros hijos, se da un crédito excesivo a lo que se encuentra en internet, sustituyendo a veces esta práctica las visitas al pediatra.
Oigo perpleja en un programa de la televisión, que un alumno no entregó su trabajo al profesor, y su razón fue... mi conexión a Internet está estropeada.
Que la rapidez e inmediatez de la web para resolver dudas es única. Antes las dudas esperaban hasta que conseguíamos encontrar la respuesta en un libro. Ahora necesitamos su aclaración de manera inmediata.
Y veo, con cierto pánico, que una gran cantidad de gente piensa que Google e Internet son la misma cosa, y que hay que pasar por Google para resolver o buscar cualquier información.
Pero más pánico me da ver que en mi entorno profesional, nadie tiene claros los procedimientos que debe aplicar para buscar información fiable en la web. Algunos, ni siquiera se plantean que la web mienta: si está en la web, es verdad.
PIENSO...
Que mis primeros contactos con internet fueron a través del teléfono, con el famoso marcado por tonos para conectar. Cualquier imagen tardaba al menos un minuto en llegar a mi pantalla y pocos eran los sitios que tenian una página web. Las marcas comerciales fueron las primeras. Las institucionales aún tardaban más. Claro, el objetivo no era el mismo. En el primer caso, había un beneficio claro.
Ahora, 20 años después (o alguno más), la posibilidad de llegar a millones de personas de forma inmediata sigue siendo un aliciente para cualquiera. El beneficio sigue siendo mucho.
Por otro lado, desde que tenemos la web 2.0., el porcentaje de información que circula por la web puede haberse multiplicado por...1000, 100.000??. No se, no tengo datos, pero en todo ese volumen de información, y dada la facilidad con la que puede subirse (veáse, por ejemplo, este espacio, mi página web particular), las fuentes de la información que circula por la web ya no son sólo comerciales o institucionales. Ahora, cualquiera puede ser una fuente. Cualquiera puede publicar cualquier cosa.
Me resulta inquietante, ciertamente. Si algo me gusta de este mundo www, es su potencial para generar una cultura global, en la que se comparte, se crea, se copia o no, se innova, se aprende, se establecen lazos de comunicación con cualquiera en cualquier parte.... Y todo este magnífico potencial está por descubrir para la gran mayoría de la gente, porque no tenemos claro cómo buscar o cómo trabajar con la información que está en Internet, o qué debemos hacer para poner en la web, de la forma correcta, algo de nosotros mismos.
ME PREGUNTO.....
¿Qué hacen los gobiernos al respecto? Google es lo más visitado, y sus criterios de posicionamiento son un misterio casi como la Coca Cola. Nos explora, analiza nuestros hábitos, nuestra localización y nos muestra la información que le parece que se adapta a este análisis. ¿No es espeluznante?
Los decálogos de buenas prácticas en el proceso de búsqueda en la web son fantásticos recursos para desarrollar una actitud crítica ante toda esta información. Me pregunto porqué no se les da más difusión a nivel institucional, y desde los niveles de Primaria, además, para crear este hábito de lectura crítica cuanto antes (Ejemplo de decálogo de buenas prácticas de búsqueda de información, que es, además, de mis favoritos: para profes y para los alumnos ).
